No me busco,
no me encuentro.
No hay nada ahí,
nada hay fuera.
No estoy muerto,
-siento la sangre viva
cómo fiera me nutre-.
Siento calidez tierna.
Estoy muy adentro,
profundamente prendido.
Ahí resido y respiro.
Inmune.
Está muy oscuro:
negra oscuridad sin velo,
pero mis ojos,
están iluminados,
y te miran.
jueves, 20 de mayo de 2010
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Sencillo pero profundo poema, me gusta.
ResponderEliminar{^_^}SILVI